Recuperación de variedades ancestrales de viña

          

El sector vitivinícola de Baleares está actualmente apostando por la vinificación de variedades ancestrales, promovido por el interés de recuperar sabores antiguos i diferenciados. Este hecho, es una motivación extra al Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de las Islas Baleares (IRFAP), más si cabe, a la obligación y necesidad de preservar y conservar estos recursos fitogenéticos.

La gran riqueza varietal que tenemos en Baleares tiene unos límites aún no definidos. Esto supone un tesoro genético en el que, después de años de abandono, aún se pueden encontrar elementos interesantes. Las variedades de viña que se han ido recuperando están presentes en la colección de variedades de viña de Sa Granja (IRFAP).

Sin embargo, rescatar una variedad ancestral y ponerla a disposición de los viticultores no es un proceso fácil ni sencillo, ni mucho menos rápido. El IRFAP trabaja desde hace años en la recuperación de estas variedades que forman parte de nuestro patrimonio fitogenético y cultural.

El proceso de autorización de nuevas variedades tiene tres fases. La primera, de estudios previos (identificación ampelográfica, genética y vínculo histórico, entre otros) y de preparación del material vegetal que ha de cumplir con la normativa. En este punto, es donde se encuentra el principal obstáculo: conseguir material vegetal libre de virosis. Debe de hacerse un control exhaustivo de todas las muestras varietales prospectadas, y en caso de que se encuentren todas ellas infectadas por virus, la única vía que queda es el saneamiento en laboratorio, mediante la aplicación de termoterapia y cultivo “in vitro”. Aún así, el porcentaje de éxito es muy bajo.

La segunda fase, una vez identificada la variedad y conseguido el material vegetal multiplicado (10 plantas libres de virus e injertadas sobre R-110), es la solicitud de inclusión de la variedad en el Registro de Variedades Comerciales (RVC) a la Oficina Española de Variedades Vegetales (OEVV). Una vez aceptada la solicitud la variedad es incorporada a la colección de referencia y se inician los ensayos de autorización. Esta fase dura, como a mínimo, cinco años hasta que se registra en el RVC.

Finalmente, la última fase consiste en la autorización de la variedad en la Comunidad Autónoma, mediante un estudio de adaptación de la variedad, que también lleva a cabo el IRFAP, y que incluye otros cinco años de vinificaciones experimentales. Finalizado el estudio, se solicita la autorización de la variedad a Baleares, y una vez publicada en el boletín oficial de la CAIB, por fin, ya se puede plantar.

En cualquier caso, todo este proceso no incluye los estudios y justificaciones que deberán realizar las Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP) o las Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) para la incorporación de la variedad a sus reglamentos técnicos.

El IRFAP ha seguido todo este proceso desde 2012, con la incorporación de las variedades giró ros y gorgollassa. Posteriormente, en 2016 se autorizó escursac, y en 2020, las variedades esperó de gall, mancès de tibús i callet negrella. La última incorporación a la lista de variedades locales autorizadas ha sido giró negre, en el año 2022.

En los enlaces encontraréis los informes que el IRFAP ha elaborado para la autorización de estas variedades:

Las variedades autorizadas en Baleares

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